Hace un tiempo alguien me regaló una chocolatina.
Al verla, me pareció una copia barata del legendario Huesito.
En mi ignorancia creía que procedía de allén de los mares, de las américas que no descubrió Américo.
Al fijarme un poco en la etiqueta, obsesionada por ver si llevaba o no el odiado aceite vegetal hidrogenado, pude leer que eran ambrosías Tirma, de Las Palmas de Gran Canaria.
Le quité el envoltorio, me la zampé en apenas dos ñams, relamiéndome de placer e ipso facto llamé a mi amiga P. para decirle que acababa de degustar una de las exquisiteces de su tierra.
Confieso que mi sibaritismo es casi profesional y por ello puedo afirmar que la chocolatina canaria nada tiene que envidiarle a los huesitos.
Lo siento, Cadbury, os quedásteis con el huesito de la fábrica Hueso, pero siempre nos quedará Tirma, S. A.
Oeoeoeoeoeoeoe, están de vicio las ambrosías Tirma, jejeje. Ahora que lo pienso, hace siglos que no me como ninguna. Tendré que solucionarlo esta tarde xD
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