martes, 20 de abril de 2010

MOLIBDENO VANADIO


Quién me ha visto y quién me ve...hará unos años no sabía ni freír un huevo. Me daba miedo el aceite hirviendo. Incluso en una ocasión metí un pollo entero al horno sin limpiarle las vísceras...Es lo que venía en la receta: "unta el pollo con mantequilla e introdúcelo en el horno, previamente calentado a 220 grados". ¡Nadie me dijo que el pollo entero venía con tripas y vísceras! Yo confiaba en que el súper del barrio no me haría una jugarreta así...En fin, eso es agua pasada. Ya he superado el trauma, eso sí, a base de una terapia de choque sostenida en el tiempo, puesto que no quedaba más remedio que ir al supermercado obviando mi legítimo resentimiento.

El tiempo ha pasado, me he hecho mayor, y ahora incluso disfruto cocinando y probando recetas nuevas. No creáis que quiero ser como Meryl Streep en Julie & Julia, pero no negaré que me pirro por una cocina como la que gasta Arguiñano y que cada vez que voy a la cuchillería del pueblo de mi abuela, en Albacete, me quiero llevar todos los cuchillos. Y por supuesto sólo compro molibdeno vanadio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario