viernes, 13 de abril de 2012

MOVIOLA





Ayer por la tarde, en un momento tonto de aburrimiento, me dio por pensar qué me pasaría por la mente si estuviera a punto de morir colgando de un precipicio y un malo malísimo tuviera la intención de lanzarme al vacío, o simplemente fuera yo tan tonta de ponerme en un precipicio a propósito a ver si se activaba la moviola de mi vida. 

Esto fue lo que se me vino a la cabeza como las imágenes que comprenderían el resumen de mi vida hasta el momento:

Bocadillos de boquerones en vinagre que mi madre me preparaba para el recreo. Uno grande para mí y varios pequeñitos para mis amigas.
Bife de ternera que me zampé en El Chaltén acompañado de un vino patagónico que era para desmayarse.
Cocido madrileño que me preparan de vez en cuando, aquí en Madrid, también para perder el sentido.
Mariscada gloriosa a la que me invitaron en un viaje a París. Este recuerdo se lleva la palma. Aún me relamo cuando me acuerdo.

Supongo que las imágenes se sucederían así de esta manera, una tras otra, hasta llegar al suelo y morir de empacho. No pude pensar más allá porque me entró hambre.

Está claro que no pienso con la cabeza.

6 comentarios:

  1. ...jaja jaja. que "hambrona" eres!!!

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    1. No hay amor más verdadero que el amor a la comida, ji ji.

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  2. La ventaja de las moviolas es que las imágenes pueden ir para adelante o para atrás. Y qué buenos esos boquerones en vinagre!!! Bss.

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    1. ¡Qué recuerdos, Amparo! Esos bocatas en el recreo eran un lujo irrepetible.
      Besos.

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  3. el dia que crei que no lo contaba pense en mi madre y en el disgusto que se iba a llevar, en mi cabeza solo aparecio su imagen...

    Ella no lo sabe

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