martes, 2 de agosto de 2011

A GOLDEN GIFT

La otra noche en la montaña cuando se apagaron las luces y se encendieron las estrellas, pude oir un silencio que jamás antes había escuchado. Un silencio tan grande tan grande que aún resuena su eco.

6 comentarios:

  1. Me alegro amiga. Es un maravilloso momento. Un flash de "aquí y ahora", un encuentro brusco con la vida y su trastienda. Y te gustó?

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  2. Dificil igualar los regalos de la naturaleza.

    Ese silencio es el que es un lujo.

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  3. De pequeño, hace mas de VIII lustros, cuando empecé a cultivar el escapismo alimentando dolores de cabeza a mis padres, descubrí lo que por entonces era fácil de observar: Un ejército de estrellas en libre formación conformando la vía láctea. Quedó fijado firmemente en la retina. La imagen, el lugar y las sensaciones, sólo son accesibles cuando algo o alguien pulsa la tecla que desencadena las reacciones químicas neuronales justas para encender ese momento. Lástima que la niebla que forma la luz artificial lo mantenga apagado . bes@te



    c@y@te

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  4. Emma, a pesar de no pegar ojo, me gustó mucho, sí.

    Guille, la verdad es que me quedé impresionada por ese absoluto y desconcertante silencio. No escuchar nada me abrumó.

    C@y@te, tendrás que promover más ese algo y ese alguien, je je. Un beso.

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  5. Creeme, no es cuestión de promoverlo. Químicamente hablando el catalizador de la reacción, en esta caso, fuistes tu.

    PD: Por alusion en otro post, las orejas de coyote no se pueden ocultar, son su principal defensa en el desierto.


    c@y@te

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  6. Uhhhh, tienes una evidente inclinación hacia la química. Serán las orejas, que te pesan mucho???
    Besos.

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