miércoles, 2 de marzo de 2011

YO CONFIESO

Se dice que hay que dejar el pasado atrás.
Yo siempre lo hago, lo dejo atrás, pero el pasado también tiene pies y el pasado anda hacia adelante.
Camina por su sendero, igual que tú por el tuyo.
A veces, en algún cruce de caminos insospechado, el pasado te pilla por la espalda, desprevenida y giras la cabeza y ahí está él, sonriéndote. Y tú te preguntas: ¿pero no te dejé atrás? ¿Qué diantres haces tú aquí?.
El pasado tiene vida propia y le importa tres cominos que tú te hayas olvidado de él. Siempre, siempre, siempre, nos encontramos con nuestro pasado convertido en un presente tan diferente al nuestro que cuando se vuelve a ir, nos deja un sabor amargo.
Al menos a mí.
Confieso que no soy indiferente.

4 comentarios:

  1. A mi me pasa parecido. Y a veces estoy convencida que lo olvidé, y se aparece en algún rincón.

    ResponderEliminar
  2. Me parece una reflexión rozando la genialidad.

    Todos avanzamos. Todos nos encontramos con momentos de nuestro pasado.

    ¿Como?

    Porque aunque te vayas lejos, aunque corras deprisa, te llevas tus problemas en la mochila.

    Y reaparecen cuando les viene en gana.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta, Helen. El presente, muchas veces, está hecho de retazos de pasado. Bsss

    ResponderEliminar
  4. Malena, ciertamente el pasado mete unos sustos increíbles. ¡Maldito sea!

    Gracias, Guille.
    Ojalá pudiéramos deshacernos de esa mochila más facilmente. Iríamos mucho más livianos.

    Sí, Amparo. El presente bebe muchas veces del pasado. Es nuestro punto de referencia.

    Besos a los tres.

    ResponderEliminar