domingo, 2 de enero de 2011

AÑO NUEVO, VIDA IDÉNTICA

Escuché el carillón mientras la bola caía, sonaron los cuartos, luego las doce campanadas, me tomé las uvas bien rechonchas y casi me atraganto. Intenté coordinar la deglución de la dorada fruta con el sonido de la campanada a la vez que trataba de elucubrar el pensamiento de un deseo diferente por cada una de ellas, y confieso que no fui capaz.
No fui capaz de hacer esas tres tareas simultaneadas en el tiempo.

No sé si debido a mi incapacidad como mujer orquesta en un trance tan difícil y con tanta presión mediática como es el momento de las doce uvas, el 2011 será un año aciago para mí.
Espero que no.
Además, soy tan perezosa que de nuevo no me he hecho ningún listado de buenos propósitos, ni enmiendas, ni objetivos ni nada por el estilo.
Por tanto sigo siendo la misma persona sin propósitos de mejorar en lo más mínimo, pero estoy contenta porque la segunda década del siglo XXI ha comenzado e imagino que aunque sea torpe atléticamente hablando, mi vida idéntica a la del año pasado me deparará alguna que otra sorpresa.
Estoy impaciente por ver cuáles son.

4 comentarios:

  1. Qué sabia eres, Helen. Mejor no hacer listas de tareas y propósitos que luego no se cumpen. Dejemos que el nuevo año nos sorprenda.... Un beso

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  2. Eso, que nos sorprenda y que sea gratamente.
    Siempre.
    Un beso.

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  3. Yo nunca hago lista de buenos propositos , eso seria empezar el año con obligaciones y de eso nada, a mi la vida me sorprene tanto, que rezo por un año sin picos. Quiero la Mar serena para el 2011.

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  4. Bueno, unos cuantos picos no vienen mal, si no, no sentiríamos el vértigo.
    Un saludo,

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