viernes, 13 de agosto de 2010

ARENA ENTRE MIS MANOS

Todos sabemos que el tiempo no espera por nadie, que el tiempo se escapa de las manos, que el tiempo pone todo en su lugar, que el tiempo todo lo cura, que el tiempo se pasa volando.

Pues esta mañana pude sentir todo eso de manera acuciante, en un sitio para nada trascendental: en el andén del metro mientras terminaba de despertarme esperando mi tren.

A pesar de que el tiempo no nos hace ni caso y nos desprecia de manera evidente, a mí esta mañana me entraron unas ganas irremediables de cogerlo entre mis manos y apresarlo y poder acordarme de ese momento con total claridad el día de mañana.

Me subí al tren, llegué al trabajo y ahora juro que no me acuerdo de nada, absolutamente nada de lo que había pensado esta mañana y de qué quería guardar para siempre en mi memoria.

El tiempo nos saca la lengua.
Y yo podría comprarme una libreta y llevarla en el bolso.

2 comentarios:

  1. La libreta siempre es una buena idea, así los recuerdos se quedan olvidados en el papel de la memoria portatil hasta que un día los recuperes para tu gran novela...Yo siempre llevo una donde al final se mezcla la lista de la compra, teléfonos de apartamentos para alquilar, ideas sueltas para relatos...

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  2. Ya, yo por eso al final nunca llevo ninguna: para ir cargando con algo que realmente no usaré jamás...

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