miércoles, 23 de junio de 2010

QUERIDO DIARIO

Buscando en el baúl de los recuerdos ayer mismo, me encontré con dos diarios que escribí hará casi tres lustros y que tenía proyectado arrojar a la basura, en este afán que me ha entrado últimamente por aligerarme de pesos innecesarios, lo que se denomina en jerga moderna: "personal feng-shui".
Pero desempolvé uno, lo abrí, lo releí, y me encontré con una yo algo lejana pero en el fondo la misma.
Una yo más joven pero igualita a la que soy ahora, en esencia, claro. Lo bueno de los diarios es que los kilos de más y las arrugas no se ven. Me alegró ver que, obviando los detalles físicos, sigo intacta, como cuando descongelas un tupper de lentejas y te saben igual que recién hechas.

No os aburriré con el ataque de nostalgia que me invadió, los recuerdos que se me avivaron, etcétera, etcétera.
Sólo os diré que no he podido deshacerme de ellos y que los pienso guardar para siempre.
Porque una no arroja a la basura a su yo lejano y tres lustros más joven. Se lo lleva a donde haga falta.
Helen dixit.

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