Lo tengo claro: no podría ser famosa. Lo llevaría fatal, sucumbiría a la presión de los flashes y de los medios de comunicación, tendría ataques de ansiedad continuamente, y lo que es más, estaría condenada a andar cargada constantemente con paquetes de bolsas de papel de esas que salen en las películas de Hollywood, para poder hiperventilar a gusto y cada vez que me diese el arrechucho.
Ya tengo suficiente estrés en mi vida cotidiana como para añadir la presión mediática. Creo que pensándolo mejor, y sin ningún remordimiento, he de decir que no a la llamada de la fama.
I don't want to live forever.
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