martes, 25 de mayo de 2010

CUANDO MENOS TE LO ESPERAS...


...llega un gato y te roba el corazón.

Os juro que soy alérgica a los gatos y os juro que no me inspiran confianza: cuántas veces me habré encontrado un gato agazapado en la esquina del jardín de mi casa, listo para disfrutar asustándome cada vez que volvía por la noche.
Pero este gato que veis en la foto, que comparte piso con una amiga mía, al que le gusta estar al día de todas las novedades literarias y que además tiene un blog (la instantánea parece haber sido captada en un descanso tras una pequeña actualización del mismo), me ha robado el corazón.
Y sólo tuvo que mostrarme la indiferencia más absoluta cuando fui a visitar a ambos (a mi amiga y a su gato), no hacerme ni caso cuando le dispensaba las típicas carantoñas gatunas y lamerme con desgana suprema la pasta de malta que le ofrecí para intentar ganarme su amistad. Aún recuerdo el delicioso tacto de su áspera lengua.

Yo no quería enamorarme de un gato, pero estas cosas ocurren cuando menos te lo esperas.

3 comentarios:

  1. Enamorarse es así, una no lo elige, Cupido te lanza una flecha (en algunos casos como Room in Rome del tamaño de una farola)y no puedes hacer nada.

    A Sancho, como a mí, se le llega al corazón con la comida, y con una buena cerveza que a su nivel es la pasta de malta :)

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Es más que un gato, tiene sabiduría.... Lo sé porque lo conozco

    ResponderEliminar
  3. ¡Ains! Tengo el corazón partío...

    ResponderEliminar