Dice la RAE que la persistencia es la acción y el efecto de persistir.
Para mí la RAE es la Biblia. Sé que no es perfecta y tiene sus defectillos, pero la RAE me aporta tranquilidad. Sé que si no sé algo, lo busco y la mayoría de las veces me da una respuesta. Es mi bocca della verità particular y on-line.
Pero no quiero hablar de la Real Academia de la lengua española, quiero hablar de la persistencia.
Si yo aspiro a algo, cosa que ni siquiera tengo clara, es a a persistir. Quiero ser como un martillo pilón y por ende, alcanzar la excelencia. Tampoco es que quiera ser excelente en nada en concreto, pero últimamente por todos lados me acosa la certeza de que la única manera de perdurar, de lograr algo, de arribar a buen puerto, de alcanzar un objetivo, de llegar y una vez llegado, continuar hacia adelante, pasa por el acto de persistir.
No es fácil esto que os cuento.
La persistencia requiere una dosis de voluntad de hierro, constancia a prueba de balas y hábito con monje incluido que te mueres. O me muero yo.
No sé si tengo lo que hay que tener para persistir en el espacio y en el tiempo. Pero me gustaría intentarlo.
Quiero ser una corredora de fondo.