Comerse un bife de chorizo de casi medio kilo, beberse una botella de vino malbec en un sitio lleno de encanto, calentito, mientras afuera ruge el viento como si se quisiera llevar el pueblo volando, no tiene precio.
No me traje la mastercard, pero no hace falta. Con un puñado de pesos tenemos suficiente.
¡Qué envidia perraca!!!!!
ResponderEliminarMar, tenéis que venir.
ResponderEliminarEsto no se describe ni con dos palabras.
Besos.
¡Y vivir para contarlo! Un beso
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