Y que lo digas, con el mío además basta con encender el portátil que vendrá a sentarse entre mi tripa y el ratón ¡no falla! Es curioso que le guste sentarse con la cabecita apoyada en el ratón ¿no? Sancho te manda un gruñido, siempre te recordará mientras salías de casa corriendo como la Cenicienta
Y que lo digas, con el mío además basta con encender el portátil que vendrá a sentarse entre mi tripa y el ratón ¡no falla!
ResponderEliminarEs curioso que le guste sentarse con la cabecita apoyada en el ratón ¿no?
Sancho te manda un gruñido, siempre te recordará mientras salías de casa corriendo como la Cenicienta
Es curioso, es curioso...
ResponderEliminarY dile a Sancho que Helen Ford nunca sale corriendo.
Helen Ford abandona el edificio a lo Elvis...
Un beso.