Me vais a perdonar, pero con los tiempos que corren, me alegro de ser una mindundi de las de toda la vida: de esas que no tienen propiedades, ni fondos, ni valores ni bien alguno susceptible de ser embargado.
El que quiera, que venga y se me lleve, porque yo soy mi única posesión.
Pues eso está genial, ser una anónima sin posesiones (materiales, claro) es la mejor forma de pasar por este mundo de engreídos.
ResponderEliminarY lo de tenerte como única posesión es el grande logro más grande que podamos tener los humanos, porque al fin y al cabo lo más importante es un@ mism@ y nuestras cicunstancias siempre son provisionales, así que a cuidarse que somos de oro.
Qué profusión de comentarios la tuya. ¡Me encanta!
ResponderEliminarPues sí, cada día estoy más convencida de que cuanto menos tengo, más feliz soy.
Parecerá un tópico hippy, pero es lo que opino.
Será Don Diógenes que me ha contagiado su teoría.
¡Vivan el feng-shui y la decoración minimalista!
jajajajaja...siiiii, San diógenes...que ya lo han elevado a santo, te lo has perdido???
ResponderEliminarY tanto comentario no lo he podido evitar...una vez que me abren las puertas y me gusta lo que veo, mejor dicho lo que leo, pues eso..echo un vistazo, como tú dices..y me quedo un rato.
besos y a seguir en la brecha
EVA
Sí, debe ser que el Santo Padre no puso bien la dirección en el sobre con su invitación para la santificación. Por eso no me llegó y yo sin enterarme. Es lo que tiene la presbicia, que es muy mala...
ResponderEliminarDe todos modos, el Vaticano ya lo tengo muy visto, bonita soy yo, je je.
Pues me alegra que te guste lo que ves/lees y te quedes pro aquí un rato.
Yo seguiré ojeando el tuyo, por supuesto.
por cierto...¿quién te ha recomendado mi blog??..tengo mucha curiosidad..jeje
ResponderEliminarHas sido tú misma. ¿Recuerdas?
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