El otro día fui al zoo. Mi mejor amiga, su marido y su hijo vinieron a visitarnos.Decidimos ir al zoo porque era el mejor plan para el chiquitín.
Pensaba que me aburriría un poco viendo a los animalitos allí encerrados. No negaré que algunos me dieron pena, pero no es este un foro para discutir la razón de ser de los zoos. Existen e imagino que por un lado está muy bien que preserven algunas especies. Pues bravo por los zoos.
Pero no quiero irme por las ramas. Aunque me gustaría poder hacerlo con la facilidad con que lo hacía la cría de gorila de montaña. Qué linda. Daban ganas de estrujarla. Parecía un peluche.
Cuando era chica ví Gorilas en la niebla y quedé prendada de Dian Fossey-Sigourney Weaver.
Seguidamente ví Armas de Mujer y decidí que sería actriz.
La segunda decisión, consecuencia de la primera, fue que estudiaría inglés, para irme a Hollywood y conseguir mi sueño.
Lo sé, he visto muchas películas.
Al final sólo estudié inglés. Ni he ido a Hollywood ni soy actriz. Aunque tengo mucho cuento.
Como iba diciendo, fuimos al zoo. Y no me impresionaron ni los leones, ni las leonas, ni los tigres ni los leopardos.
Me impresionó la jirafa. Fíjate tú qué cosa.
Me alucinó su elegancia, su lánguida caída de ojos, su pestañeo delicado y etéreo, su cuerpecillo recogido y su fuerte y esbelto cuello.
Pero lo que más me gustó es que nos miró impasible, se comió sus hierbas "delicatessen" madrileñas y nos ignoró de medio a medio.
Desde aquel día no dejo de pensar en ella.