Llevo más de un año queriendo hacer feng shui en casa. Y no lo consigo. No es tan fácil.
Tengo la ligera sensación de que el yin, el yang y yo no somos seres afines. Yo persigo el yin, persigo el yang, incluso a veces me creo poseída por el espíritu del chi, pero todo es en vano. Mi cuarto sigue abarrotado de trastos, acumulando polvo, no dejando que la energía fluya ni siquiera por debajo de la cama, donde yacen tres grandes cajas llenas de trastos y más polvo. Mis libros forman montañas sin orden ninguno, todos mezclados; ni siquiera estampo ya el ex-libris con mi nombre (que luego los prestas, y ya se sabe: libro prestado, libro regalado) en la primera página de cada uno de ellos.
En resumen, hasta ahora no he sido capaz de hacer nada por estar en armonía con el espacio y con todo lo que me rodea. Pero como todos sabemos, la ley de la atracción existe y yo llevo un año soñando con el feng shui, imaginándome que soy capaz de tirar lo que llevo siglos sin usar y aligerar mi equipaje. He atraído el feng shui con desearlo día tras día y éste me ha alcanzado: en unos días me mudo de casa. Ahora o nunca. Feng shui al fin.
Te vas a enterar tú de lo que es hacer limpieza, que yo tengo mucha experiencia ya, así que... prepárate, jajaja!! Ahora o nunca, tú lo has dicho.
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